Acorde al espíritu decembrino, el broche de oro de la temporada incluye dos obras maestras del ruso Alexander Borodin, En las estepas de Asia Central y las espectaculares Danzas Polovtsianas de El príncipe Igor, su única ópera.

Destacan también la historia de amor de la ópera La novia vendida de Bedřich Smetana, la unción del sabio Salomón como nuevo rey de los israelitas; el famoso Halleluhiah del oratorio El Mesías y el clásico tema de la película Amistad de Steven Spielberg.

En las estepas de Asia Central – Alexander Borodin

Borodin describe el ambiente que evoca su partitura: En la estepa arenosa del Asia Central resuena un dulce canto ruso. Sobre el fondo se divisa una caravana de caballos y camellos y nos llega el eco de una melodía oriental. La caravana prosigue hacia el inmenso desierto, siempre hacia el sol, escoltada por una patrulla de soldados rusos. El canto de los conquistadores y la melodía de los conquistados se funden en única armonía.

La obra orquestal y operística de Borodin, importante compositor ruso del siglo XIX, causa impresión espectacular, es brillante e irresistiblemente bárbara al estilo del exotismo de la música romántica.

Zadok, el sacerdote – Georg Friedrich Händel ​

La apertura de Zadok, el sacerdote de Händel, desarrolla un coro, seguido por la orquesta y precedida por una fanfarria de tres trompetas y es especialmente conocida por el público en general, ya que inspiró al Himno de la Liga de Campeones de la UEFA.

Hallelujah – Georg Friedrich Händel / Wolfgang Amadeus Mozart

El oratorio El Mesías, compuesto en 1741, que incluye el Hallelujah (Aleluya), suele interpretarse en los principales auditorios de todo el mundo durante de las fiestas navideñas.

Danzas Polovtsianas – Alexander Borodin

A pesar de sus proporciones épicas, El príncipe Igor, de la que resaltan sus Danzas, es una sencilla historia de heroísmo y traición: Igor, príncipe de Putivl, se lanza a la batalla contra el Khan de los Pólovtsy, tribu nómada de Asia Central que está ocupando numerosas ciudades rusas. Igor es capturado, pero la verdadera amenaza es su cuñado, Gálitski, quien conspira para derrocarlo y ocupar su lugar.