Programa 11 Enero-Junio 2024

Mayo

José Areán Director Artístico

Rachid BernalSolista invitado

Fecha Viernes 17 - 08:00 p.m. Domingo 19 - 12:00 p.m.

LugarPalacio de la Música

Sinopsis

En su onceavo programa, la OSY ofrece obras de dos genios inmortales de la música: el Concierto para piano No. 21 de Mozart con el talentoso Rachid Bernal en calidad de solista y la Sinfonía No. 6 “Patética” de Tchaikovsky, la última que creó el compositor ruso antes de morir, considerada por algunos críticos como su propio Réquiem.

“Para los pianistas interpretar a Mozart es estar expuesto en todo momento ante el público, porque su música es muy delicada y transparente, y en la cual hay que buscar un sentido para hacerlo interesante al espectador”: Rachid Bernal, pianista.

Rachid Bernal, egresado con mención honorifica del Centro Cultural Ollin Yoliztli, con estudios en el Southern Methodist Universtity, en Dallas, Texas, fue alumno del reconocido pianista español Joaquín Achúcarro y también contó con la tutoría de los maestros Camelia Goila, Jorge Federico Osorio y Anatoly Zatín, entre otros.

El segundo movimiento del Concierto No. 21 es probablemente uno de los más conocidos de la producción musical de Mozart. Fue incluido en la banda sonora de la película francesa Le concert (2009) y en la película sueca Elvira Madigan (1967). El nombre de ésta ha sido usado con frecuencia como apodo para este concierto.

El Concierto No. 21 en do mayor de Mozart es una de las piezas de música clásica más emblemáticas y reconocibles. Sus elementos únicos y su contenido melódico romántico han sobrevivido a través de siglos y continuaron inspirando y cautivando a los oyentes.

La Sinfonía No. 6 en si menor”  Op.74, estrenada en San Petersburgo el 28 de octubre de 1893 por el propio compositor, recibió el nombre de Patética de su hermano Modest pocos días antes de su estreno. Exactamente el nombre sugerido en ruso es el de papetichesky, que significa ampuloso, apasionado, emocional.

El final lento de la Sexta Sinfonía refuerza el lado patético de la obra y el sentimiento de desesperación. La repentina muerte del compositor, pocos días después de dirigir el estreno, difundió el rumor de que, como Mozart, había compuesto en ella su propio réquiem. “Mientras la componía, mis ojos se llenaron de lágrimas”, escribió Tchaikovsky a su sobrino Bob.